En gran parte de la historia de la humanidad, distintas plantas han sido utilizadas para la elaboración de medicamentos para tratar múltiples enfermedades; una de esas plantas es el cannabis, de la cual, algunos de sus derivados se usan para el tratamiento de diversas enfermedades. En 2017 en México se inició un proceso de regulación para usos médicos y científicos, lo que se traduce en la posibilidad de que la población en general acceda a un mercado legal de fármacos, sin embargo, de manera preliminar se detectaron irregularidades que se traducen en la falta de disposición suficiente de medicamentos. De ello deviene la incongruencia entre la primacía del derecho constitucional a la salud, consagrado en el artículo cuarto constitucional y una realidad donde el acceso a tratamientos con medicación cannábica es coartado por la falta de profesionistas acreditados, ineficiencia administrativa por parte de los órganos facultados para el licenciamiento de acceso a esta medicación y una falta de información respecto a las propiedades y beneficios de la aplicación de esta, tanto para profesionistas de la salud como para el público en general.