La historia de las mujeres mexicanas es la historia misma de todas las luchas y movimientos sociales, revolucionarios, sistémicos y antisistémicos con los que se forjó este país. La nación inde- pendiente se creó sobre la base de relaciones asimétricas de poder que naturalizaron la discriminación, exclusión, miseria e injusticia hacia las mujeres; luego, los habitantes del México independiente se propusieron corregir dichas relaciones por medios revolucionarios, en que las mujeres tomaron parte como combatientes, soldaderas, generalas, coronelas, capitanas, o como enfermeras, cocineras, correos y espías; algunas veces, incluso vestidas de hombre, según requirieran las circunstancias. Excluidas del poder formal, buscaron la interlocución con los gobernantes a partir de las más variadas formas de organización autónoma: clubes, asociaciones mutualistas, uniones, partidos feministas, asociaciones civiles, frentes amplios, ligas de acción femenil, frentes, colectivos, redes, sindicatos, organizaciones no gubernamentales y asambleas. Para hacer oír sus planteamientos y su voz, desde finales del siglo XIX fundaron revistas y periódicos, y expresaron sus propuestas en congresos, marchas, mítines, plantones, campañas, huelgas y bloqueos.